Mi Lucha de Adolf HitlerPor: Ing. Luis Alberto Arenas Vega—Libros e infamia. Malditos


Libros de la infamia
que otros han llamado
textos malditos

Mi Lucha de Adolf Hitler

Por: Ing. Luis Alberto Arenas Vega


El pasado 18 de julio se cumplieron 100 años de la publicación del libro Mi lucha (Mein Kampf) de Adolf Hitler. Ocho años después, en 1933, se hacía al poder absoluto en Alemania.

Aún hoy se le sigue catalogando como un panfleto, pero en realidad en un libro de 250 páginas y es posible que ninguno haya producido tan devastadores efectos en la humanidad en el corto espacio de tiempo que va desde su publicación hasta llevar a la realidad las propuestas presentadas.

La justificación para escribirlo está al final del breve ‘Prefacio del autor’:

«Yo sé que los partidarios conquistados por medio de la palabra escrita son menos que los conquistados merced a la palabra hablada y que el triunfo de todos los grandes movimientos habidos en el mundo ha sido obra de grandes oradores. 
No obstante, la unidad y uniformidad en la defensa de cualquier doctrina exigen que sus inextinguibles principios se formulen por escrito. Sea, por tanto, este libro la piedra angular del edificio con que contribuyo al conjunto de la obra».

Pero en realidad fue un desarrollo personal extenso del programa del Partido Obrero Nacional Socialista Alemán, llamado de ‘Los 25 puntos’, porque tenía 25 artículos y adoptado en Munich el 24 de febrero de 1920. A partir de 1930 se lo anexó al libro como apéndice junto al Manifiesto oficial del partido respecto a la población campesina y a la agricultura (Munich, 6 de marzo de 1930 y firmado por Hitler). Lo novedoso del texto es el diseño concreto de una acción política estatal centrada en dos ideas que ya venían debatiéndose entre los intelectuales alemanes desde años atrás y que produjeron la hecatombe de la Segunda Guerra Mundial: la superioridad de la raza aria sobre todas las razas y el espacio vital para la nación alemana. 

Entre los primeros artículos del programa del partido de 1920 se declaraba:

«Exigimos espacio y territorio (colonias) para la alimentación de nuestro pueblo y para establecer a nuestro exceso de población» (art. 3);
«Nadie, fuera de los miembros de la Nación, podrá ser ciudadano del Estado. Nadie, fuera de aquellos por cuyas venas circule la sangre alemana, sea cual fuere su credo religioso, podrá ser miembro de la Nación. Por consiguiente, ningún judío será miembro de la Nación» (art. 4); y,
«Quien no sea ciudadano del Estado, sólo residirá en Alemania como huésped y será considerado como sujeto a leyes extranjeras» (art. 5).

Por eso en la primera página del libro de 1925, capítulo primero, llamado Mi Patria, exclama: 

«El Austria alemana tornará al seno de la gran Patria germana […] La comunidad de sangre exige la nacionalidad común. El pueblo alemán no tendrá derecho a encarar una política colonial en tanto resulte impotente para reunir a sus propios hijos en un Estado común». (Mi lucha, p. 9)

El principio de la superioridad de la raza aria como política de Estado terminó en un antisemitismo radical, en la quema de libros y la persecución y eliminación de toda idea disidente. La anexión de Austria y de las zonas limítrofes de Alemania con grupos humanos de origen alemán fue el preludio de la búsqueda del espacio vital. Una vez comenzaron las dificultades y derrotas en el frente de guerra ruso, tales políticas se radicalizaron 
El término fascismo, la denominación común para la ultraderecha racista, engloba tres vertientes principales. El nacionalsocialismo (Nationalsozialismus) o nazismo germano; el fascismo italiano y el falangismo del catolicismo español. El ideario común a estas tres tendencias políticas es el capitalismo de Estado, el anticomunismo, el desprecio por las clases populares, pueblos originarios, las mujeres e inmigrantes y el uso de la violencia más extrema contra los oponentes y los débiles. Se ha dicho que el fascismo es la ideología en tiempos de crisis de la llamada clase media.

En Colombia, durante la dictadura de los años 1950/1953, Laureano Gómez intentó fundar una república corporativa al estilo de la España franquista para lo cual convocó una Asamblea Constituyente que debían presidir su hijo Álvaro y Jorge Leiva. Años antes había escrito: «Nuestra raza proviene de la mezcla de españoles, los indios y los negros. Los dos últimos caudales de herencia son estigmas de completa inferioridad». Por su parte, el filósofo Nicolás Gómez Dávila, muy admirado hoy en día por cierta intelectualidad colombiana, sostenía: «Tres factores han corrompido, en América, la noble reciedumbre de la lengua española: el solecismo mental del inmigrante no-hispano, la facundia pueril del negro, la melancolía huraña y sumisa del indio», (Nuevos escolios a un texto implícito).

Bogotá, agosto de 2025

Fuentes
Arenas V, Luis A., La destrucción del saber por el fuego, especialmente ‘La noche más oscura del alma’, pp. 173/193 y pp. 244/249, ‘Manual para la solución del problema alemán’. De este texto provienen la mayoría de las citas.

Hitler, Adolfo, Mi lucha, traducción de Alberto Saldívar P., Luz Ediciones Modernas, Buenos Aires, s.f. de edición.

Ryback, Timothy W., Los libros del gran dictador, traducción de Marc Jiménez Buzzi, Editorial Planeta Colombiana, Bogotá, 2010 (2008). El título en inglés es Hitler’s private library y su traducción literal La biblioteca privada de Hitler.

Sobre el autor
Ing. Electrónico (1970), U. Distrital, Bogotá. Magister en Ingeniería Eléctrica (1973), U. de Chile, Santiago. Historiador de la ciencia. Fue funcionario del Departamento Nacional de Planeación y de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones de Colombia; profesor y rector universitario; consultor en informática y telecomunicaciones. Autor de varios libros.

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